Finca Guatavita en Sesquilé

La casa de S está en medio del bosque de prepáramo muy antiguo sobre la montaña que oriental que mira la represa de Tominé y donde está la mágica laguna de Guatavita. S tiene más de 60 años y su bisabuelo conoció este bosque en el mismo estado de conservación en que está, es decir que, ya era un bosque centenario hace cien años.

Tapizado de musgos, líquenes y orquídeas, bajo la sombra de Encenillos y Alisos que ciernen con sus copas ralas la luz sobre Uvas de monte (Macleania rupestris, Cavendishia bracteata), Pegamoscos (Bejaria resinosa), Té de bogotá (Symplocos theiformis), endémicos Mortiños (Hesperomeles goudotiana), entre un listado de fácilmente 200 especies de plantas vasculares lleno de endemismos. A medida que asciende el camino se ve como las bromelias que al inicio ocupan las ramas de los árboles y arbustos descienden al suelo a medida que la vegetación se achaparra y desaparece el dosel para dejar desnudo el cielo.

Uno de los encuentros más especiales sin duda fue con un Aliso tan grueso que no lo podía abrazar, algo que para esta zona donde todo crece muy lento significa una edad considerable. Su tronco tapizado de musgos y orquídeas de flores pequeñas, ( unas vinotinto sentadas sobre la hoja llamadas Pleurothallis concardia, y Stelis de varias especies), estaba lleno de yemas que parecían manos recogiendo agua donde salían tímidamente nuevas hojas nuevas previendo la caída del gran fuste que ensombrecía el bosque lluvioso. Veía su gran fuste retorcido elevarse unos 7 metros y desplegar sus ramas forradas de epifitas. Imaginaba sus raíces reptando por el bosque llenas de nódulos naranjas (actinomicetos del género Frankia) fijando nitrógeno para el resto del bosque.

Los árboles de aquí no crecen a grandes alturas como los árboles del Amazonas, las secuoyas o las araucarias. Se mantienen cerca al suelo y el dosel del bosque puede estar entre 3 y 10 m de altura del suelo, quizás debido a la tierra superficial sobre las rocas, los vientos fuertes y las temperaturas que fluctúan entre 6 y 18 grados centígrados. Esto lo hace un bosque muy acogedor a escala humana lleno de miniaturas que invitan a sumergirse en los pequeños paisajes de una rama cubierta de liquen y musgo, donde se posa una orquídea de flor rojo sangre del tamaño de una mosca (Fernandezia sanguinea), por donde transita una araña. O de las hojas menudas y compuestas del Encenillo (Weinmannia tomentosa, endémico de los Andes orientales, que en otros bosques puede llegar a medir 25 m de altura y aquí basta empinarse para alcanzar sus ramas) donde hay Agallas esféricas, afieltradas y huecas, cada una con de una ninfa residente de insecto diminuto, verde de ojos rojos entre un líquido viscoso cuya identidad es un misterio. O pequeños barrancos al borde del camino entre el bosque tapizados por musgos de verdes y formas distintas como el prado que antecede el bosque de orquídeas de una especie de Lepantes de flores grandes, Stelis color crema con una par de puntos rojos y Pleurothallis aff lindenii de hojas erectas de cuya base se desprenden hilos con flores flotantes de líneas blancas y pequeños hongos con láminas Marasmiaceae degradando los tallos muertos de las Orquídeas.

Y aunque estábamos buscando escarabajos coprófagos en el bosque y no encontramos uno solo, salimos del bosque con los ojos maravillados de orquídeas nuevas, bromelias raras a tomar una Té de Bogotá caliente y almíbar hecho con las flores de Uva camarona.

Posted on 03 August, 2023 02:23 by nbareschu nbareschu

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